Sandra Melgarejo. Madrid
María Cruz Rodríguez-Oroz, neuróloga e investigadora del Hospital Universitario Donostia y del Instituto BioDonostia, ha organizado en San Sebastián el V Simposio de Trastornos Cognitivos en la enfermedad de Parkinson, junto con Lundbeck. El objetivo del encuentro ha sido conocer la relación entre el deterioro cognitivo y el deterioro de la marcha en los pacientes con párkinson. Ambos son muy frecuentes en las fases avanzadas de la enfermedad y el trastorno de la marcha se considera un factor de riesgo de demencia.
María Cruz Rodríguez-Oroz.
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“Hasta ahora, se ha tratado de forma independiente cada problema, pero en los últimos años existen evidencias de que hay una interrelación y de que mejorando uno se podría mejorar el otro. Además, se podrían implementar terapias que actúen conjuntamente en los dos problemas”, ha comentado Rodríguez-Oroz a Publicación Médica de Neurología. Según la especialista, la mayoría de los neurólogos conocen que ambos trastornos están relacionados, pero “falta un conocimiento más detallado de en qué grado se relacionan y qué se puede hacer”.
Aunque es “un campo muy incipiente”, se están dando los primeros pasos para intentar abordarlo “de una manera más inteligente”. Por ejemplo, Rodríguez-Oroz ha afirmado que la intervención dirigida a estos dos problemas debe ser más temprana de lo que es en la actualidad: “Hay que implementar formas de detectarlos en las primeras fases para poder implementar estrategias terapéuticas que puedan retrasar su evolución y que se conviertan en incapacitantes”.
Para detectar el deterioro cognitivo de forma precoz, la investigadora del Instituto BioDonostia ha recomendado “recabar datos sutiles que no tienen por qué centrarse en la memoria, sino en alteraciones relacionadas con la planificación de tareas (memoria de trabajo) y con aspectos de atención”. “Existen cambios en estas funciones cognitivas que ocurren con mucha frecuencia en los pacientes sin que tengan problemas de memoria, pero que pueden relacionarse de forma muy directa con un deterioro en la marcha que les lleva a tener caídas. Detectar estos primeros fallos es importante para desarrollar estrategias de rehabilitación y nuevos tratamientos, sin esperar a que los problemas cognitivos y del equilibrio y la marcha evolucionen más”, ha indicado.
Según Rodríguez-Oroz, “un problema cognitivo empeora la marcha porque se pierden estrategias de atención y de capacidad de planificación”. En este sentido, de lo que se trata es de detectar los problemas cognitivos desde el principio porque se sabe que, a partir de ahí, va a empeorar la marcha. “Si mejoramos los problemas cognitivos desde su fase más incipiente, a la vez podemos implementar terapias que ayuden a la rehabilitación de la marcha, consiguiendo un efecto sinérgico que hace que, a largo plazo, se retrase la evolución”.
Un 80 por ciento de los pacientes con párkinson desarrolla demencia
La enfermedad de Parkinson es comúnmente más conocida por sus síntomas motores, pero un 80 por ciento de los pacientes desarrollan demencia a largo plazo y el deterioro cognitivo sin demencia afecta a un porcentaje más alto. “Esto forma parte del propio proceso de degeneración de la enfermedad de Parkinson. Los problemas de movimiento ocurren al principio de la enfermedad, pero la muerte neuronal sigue progresando hacia otras estructuras a las que antes no se les daba tanta relevancia, probablemente porque los pacientes, al no tener bien resueltos los problemas motores, vivían menos y no daba tiempo a ver esa segunda fase de la enfermedad”, ha explicado la neuróloga.
Los propios pacientes no son muy conscientes de sus trastornos cognitivos, pero Rodríguez-Oroz ha asegurado que son fáciles de detectar a través de test de screening. No obstante, ha aconsejado que “hay que empezar a pensar en el deterioro cognitivo del paciente desde el primer momento, no cuando ya es muy evidente”.
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